En las lejanas y heladas tierras del Norte más allá de las montañas que rasgan el cielo viven los Norses, unas gentes conocidas por su rudeza, forjada a través del frio y la lucha.
Estos Bárbaros temidos y respetados en todo el continente habían sobrevivido siglos enfrentándose a las bestias más salvajes y a hordas de Bárbaros rivales todo ello con una ferocidad incomparable.
La lider de la tribu Urska era conocida por su destreza con la espada y el hacha. Una mujer parca en palabras pero con un corazón tan grande como el mismo hielo que cubría su tierra natal.
Sin embargo An, nunca fue feliz. En su juventud fue solamente una guerrera más luchando por la supervivencia en un mundo donde solo los más fuertes prevalecían.
Una noche, cuando misteriosamente las estrellas eran oscuras y el viento rugía con una fuerza casi sobrenatural una enorme criatura surgió de las profundidades de los bosques cercanos. Era Kharzul, un dragón anitiguo que se contaba había sido expulsado de las montañas por los mismos dioses del Caos.
La tribu Urska no estaba preparada para para enfrentarse a tal monstruo y es en ese momento cuando An se levantó de entre los heridos dispuesta a afrontar la muerte. Con solamente una espada desafió al dragón pero la fuerza y la magia de Kharzul eran demasiado poderosas.
En el enfrentamiento An resultó gravemente herida pero antes de caer consiguió asestarle un golpe mortal al dragón atravesando su corazón con espada bendecida por los antiguos espíritus de la tierra. Kharzul , devilitado por el ataque consiguió lanzarle una maldición a la valiente guerrera antes de morir.
Desde ese día An se convirtió en una leyenda. No solo había derrotado a un dragón sino que el poder de la bestia residía en ella. Su fuerza rozaba lo sobrehumano y era capaz de enfrentarse a cualquier enemigo. La furia del dragón le había otorgado a An una habilididades extraordinarias sin embargo también un terrible costo. Su alma estaba marcada por la maldición de Kharzul y cada vez que An luchaba, sentía cómo dentro de ella la furia del dragón se apoderaba de su ser y llegaba a tornarse incontrolable como una tormenta de fuego y desesperación.
A lo largo de loa años An se aventuró por el mundo en busca de nuevas batallas, buscando una redención por su alma atormentada o al menos más sangre y violencia con la que calmar su sed. Su espada, impregnada con el poder de la sangre del dragón era su compañera y amiga inseparable.
An se había transformado en un símbolo de fuerza, sacrificio y coraje.
Su furia en batalla era legendaria y su nombre era pronunciado entre miedo y susurros en todas las tierras conocidas. Aunque su corazón seguía maldito por el dragón ella nunca se detuvo, pues estaba segura de que un día encontraría su destino final, pero mientras tanto luchaba por aquellos que no podían defenderse.
An llamó la atención del viejo Mentor y este consiguió atraerla hasta su escuela de Campeones imperiales.
Al lado de Mentor, An libra terribles batallas en el nombre de las fuerzas del bien.
An ha luchado contra el Lord Brujo, ha sido llamada para enfrentar a la maldición del Horror Congelado, ha derrotado ogros y a ejércitos enteros de muertos.
La historia le deparará probablemente un gran final. Como el de su antepasado Rogar.
Aunque eso... es otra historia.
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